Contar con un plan de pensiones privado que complemente las pensiones de jubilación es una de las aspiraciones más recurrentes en el largo plazo. Sin embargo, existen otras fórmulas dedicadas a tal fin, como los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), que presentan algunas ventajas. Sin embargo, no todos los perfiles pueden aprovecharlas al máximo.
Los PIAS nacieron en 2007 como un instrumento para acumular capital en el largo plazo, pensando en complementar las pensiones por jubilación. Aunque en 2016 casi 1,8 millones de españoles contaba con uno, el número de personas suscritas a esta herramienta ha descendido de forma considerable durante los últimos ejercicios, hasta los 1,2 millones en 2020.
Sin embargo, el capital acumulado por este producto de ahorro no ha dejado de aumentar. De los 10 millones de euros que sumaban los PIAS en 2016, en 2020 se rozaban los 14,5 millones, lo que indica el nivel de acumulación creciente en esta herramienta, diferente a los planes de pensiones.
La principal diferencia entre un Plan Individual de Ahorro Sistemático y un plan de pensiones es que las aportaciones pueden ser rescatadas en cualquier momento, sin penalización. Aunque, en algunos casos, las entidades bancarias pueden poner un plazo mínimo para retirar el dinero sin coste alguno.
En cuanto a la fiscalidad, los PIAS no dan derecho a ninguna deducción del IRPF, como sí ocurre con los planes de pensiones. Esta es la principal diferencia entre ambos, aunque no es la única: las aportaciones a un Plan Individual de Ahorro Sistemático no pueden superar los 8.000 euros anuales, el total no puede superar los 240.00 euros y solo se puede aportar durante 30 años.
Ventajas y desventajas sobre los planes de pensiones
Los PIAS presentan algunas ventajas y desventajas sobre los planes de pensiones, por lo que es interesante analizar cada perfil antes de elegir una u otra herramienta. Atendiendo a la rentabilidad, los garantizados suelen ofrecer un tipo de interés muy bajo, similar al de los depósitos bancarios. Este límite, fijado por el Ministerio de Asuntos Económicos, apenas llega al 0,54% en 2020. También existen PIAS más arriesgados, sin capital garantizado, donde las ganancias (y las pérdidas) pueden ser más elevadas.
Sin embargo, las ventajas de los PIAS con respecto a los planes de pensiones pueden ser interesantes. Otra de las principales es la fiscalidad. Según la regulación, si el capital invertido se rescata pasados cinco años o más de la primera aportación, las plusvalías obtenidas durante ese tiempo estarán exentas de tributar.
Una vez rescatado, una cantidad fija se ingresa en la cuenta del usuario cada mes, de la misma forma que pasa con los planes de pensiones. Dependiendo de la edad del receptor, se deberá tributar más o menos en el IRPF: desde el 40% para menores de 40 años hasta el 8% para los mayores de 70.
Sin embargo, algunos expertos llaman la atención sobre estos productos, ya que consideran que se produce una doble tributación. “Si el asegurado tiene 67 años y recibe 1.000 euros, tributará por el 20% de esta renta, es decir, deberá integrar en su IRPF 200 euros. Pero esos 1.000 euros no son intereses, sino una mera devolución fragmentada a lo largo del tiempo del dinero aportado que queda tras deducirle gastos e incrementado con los intereses; por tanto, si pagó impuestos al ganar ese dinero, el hecho de que le apliquen el IRPF de nuevo al recuperarlos, aunque solo sea sobre el 20%, supone una doble tributación”, explica un experto en El País.
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