La despoblación rural es un problema que afecta a toda España. En este contexto, algunas empresas y fondos de inversión se están posicionando como los nuevos grandes terratenientes del país. Fruto de este fenómeno, el terreno forestal está ganando metros frente al agrícola, mientras el Gobierno intenta revertir la situación.
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció hace unas semanas una inyección de 10.000 millones de euros, provenientes de los fondos europeos, en un plan para revertir la despoblación rural. El objetivo es aumentar el peso de esta población en el PIB, hasta un 30%, y aproximarse así a países como Francia (40%) o Alemania (50%).
Sin embargo, las parcelas rústicas no dejan de ser abandonadas por los agricultores. Entre 2013 y 2016 se perdían 15 explotaciones agrarias cada día. De estas, algunas son abandonadas. Otras pasan a las manos de los grandes terratenientes. Prueba de ello es el crecimiento de las explotaciones forestales, más rentables para estos empresarios, que pasaron de los 16,3 millones de hectáreas en 2016 a los 19,4 millones en 2019.
Así, la propiedad del suelo rústico español se concentra cada vez en menos manos de terratenientes. Por territorio, las parcelas que más se utilizan para plantaciones forestales se sitúan en Gipuzkoa, Tarragona, Lleida y Huelva, mientras que en Valladolid, Palencia o Toledo sigue habiendo una gran cantidad de tierras dedicadas al cultivo.
La rentabilidad de los grandes terratenientes
Según explican a El País dos directivos de la consultora CBRE, “mucho suelo agrícola está concentrado en grandes terratenientes, tanto de fondos de inversión que han comprado carteras con distinta tipología de producto que incluían fincas rústicas como de private equity y familias. Y quieren crecer”.
En este sentido, desde la consultora han creado un área específica para asesorar a este tipo de nuevos terratenientes. “Antes, los grandes tenedores contaban con menos de 100 hectáreas, ahora tienen 2.000 o 3.000 y quieren tener un porfolio de 10.000 o 20.000”, explican. Sin embargo, este negocio requiere de paciencia. Conseguir sacar rendimiento de unas tierras abandonadas o comprar las parcelas necesarias para construir una gran explotación no suele ser tarea fácil, y puede demorarse hasta cuatro años, según CBRE.
Aunque, una vez se consigue, los grandes terratenientes pueden conseguir grandes beneficios. La clave, en este sentido, está en el aumento de la demanda de alimentos, que crece alrededor del 3% cada año en todo el mundo. Además, el auge de la alimentación saludable y los productos ecológicos suman los ingredientes perfectos para montar una explotación agrícola.
En este sentido, no hace falta ser uno de estos grandes terratenientes para triunfar en el sector primario. En algunos casos, existen alternativas, como las granjas de insectos, que no requieren de un gran terreno para su explotación. Según los expertos, pueden llegar a generar hasta 120.000 euros de beneficio cada año.
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