La proyección transnacional es trasladable a gran variedad de empresas, pero hay determinados perfiles de compañía especialmente proclives a operar en un marco mundial. Destacan cuatro tipos principales: el primero, la empresa enfocada a nichos muy concretos de mercado; el segundo, las compañías tecnológicas o biotecnológicas; el tercero, las firmas de servicios profesionales, y el cuarto, las empresas de comercio electrónico.
A tener en cuenta
Vamos a analizar, con ayuda de los expertos, qué debe tener una empresa que quiera convertirse en una multinacional desde el nacimiento.
Muy enfocadas. No podemos competir mundialmente desde el nacimiento si nuestro objetivo es demasiado amplio. Es más sencillo atacar un nicho de mercado. Las empresas tienen que estar tremendamente enfocadas, no querer abarcar mucho. Por eso, debemos ser ágiles para detectar qué podemos ofrecer y distinguirnos de la competencia. “Hay que estudiar qué es lo que otros no están dando para aprovechar ese hueco. Por ejemplo, la competencia vendía sus productos sin cuidar el embalaje, casi en una caja de zapatos. Nosotros apostamos por un packaging extraordinario”, dice el empresario Luis Agüeria.
Conoce tus limitaciones. Hay que ser conscientes de nuestras posibilidades y centrarnos en aquellos países a los que vayamos a poder dar soporte. Las empresas han de valorar qué recursos tienen disponibles y qué pueden hacer realmente. Es muy fácil salir y tener actividad en otro país, pero hay que ser realista. Si queremos tener presencia de veras, necesitaremos recursos de marketing, alguien que sepa el idioma y que conozca el sector en ese país. Hay que prepararse para poder gestionar esta diversidad.
Web en dos o tres idiomas. Está claro que si queremos salir fuera y tener una imagen internacional, es imprescindible tener nuestra web en inglés y, si es posible, en otros idiomas. Pero no hay que obcecarse en ofrece nuestra página en muchas lenguas. Es mejor hacerla muy bien y sólo en un par que traducirla a múltiples idiomas y luego darnos cuenta de que no podemos dar el soporte adecuado. Cada idioma necesita recursos y una empresa que nace los tiene limitados. Es preferible llegar al 80% de los clientes con dos o tres idiomas.
Un directivo de empresa recuerda su experiencia: “Empezamos de una forma muy ambiciosa para los recursos que teníamos. El primer prototipo de página era en cinco idiomas. Nos dimos cuenta de que montar la estructura es fácil, pero mantenerla no. Cuesta mucho tener una actividad continua de marketing, preparar newsletters, escribir post, mandar correos…”.
Modelo escalable. Para desarrollar las plataformas de comercio online deben tener en cuenta la posibilidad de ser replicadas en distintos países, teniendo en cuenta aspectos como la lengua y la logística. Y a veces también hay que adaptar las líneas de productos, amoldarse a los gustos locales, etc. Deben ser modelos de negocio no demasiado complejos de reproducir.
Los mejores partners. La aventura internacional será menos complicada si tenemos unos buenos compañeros de viaje que nos guíen. Contar con los distribuidores adecuados es fundamental. Cada país reúne unas características diferentes y especiales en cuanto a registro y legislación, pero el canal sabe llegar al usuario final y conoce perfectamente el mercado de diagnóstico en su país, es decir, los hospitales y laboratorios, tanto públicos como privados.
De lo fácil a lo complejo. También es muy recomendable empezar por los mercados más asequibles estratégicamente hablando. Por ejemplo, puede que ir a EE UU sea muy apetecible, pero tal vez sea más fácil, dependiendo del sector, comenzar operando en la Unión Europea o en Iberoamérica.
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